Una vez estuve cerca en una redada del Sebin




Una vez estuve cerca en una redada del Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional ) Ojo: no me estaban buscando, pero estuve cerquita, muy cerca y hoy me di cuenta de que me habían investigado.
Ajá, qué cuál es el cuento...pues hace tres años, en los eventos que organizaba en un mall, vi que siempre me saludaba un chico canoso de lentes. Luego, los saludos se convirtieron en mensajes que dejaba en mi oficina con un simple ¡Hola, espero que estés bien!

Esos holas se transformaron en manzanas y mandarinas que me dejaba luego de tocarme la puerta de vidrio de la oficina, señal para que saliera, tomara las frutas y se fuera sin decir más.
Sí, confieso que nunca me las llegué a comer, pues se las regalaba a los empleados, ya que no me gusta comer frutas ni comida de extraños ¡qué mala soy!
Pero el cuento no es ese, obvio, la historia es que un día organizo con una fundación una pesquisa de cáncer de próstata y de mama que duraría exactamente una semana. Tempranito lo veo el lunes esperando hacerse su examen y, al salir de la unidad móvil médica, me regala otra bendita mandarina y, sin decirme más, se va como siempre.
Ese día noto que tenía unas botos de militar, pero en este país más de uno tiene unos zapatos así, por lo que no le presté más atención.
Cuando llegó el viernes, último día del evento, lo veo de nuevo tempranito sentado esperando hacerse su examen. Allí sí se me encienden las alertas, porque no creo que un tipo quiera que le hagan el tacto dos veces y menos tan seguido, al menos que le haya gustado la experiencia.
Así que le pregunto si le había pasado algo y me dice que se le había olvidado preguntar dónde recoger los resultados y aclarar una duda que tenía por una dolencia. Lo noté algo normal, así que me fui a la oficina y, al rato, me acerco de nuevo a la unidad móvil médica, donde los usuarios andaban tensos y en tranquilo silencio, muy raro en Caracas.
Cuando me acerco al autobús, me sale un funcionario del Sebin, quien me dice que no me puedo acercar por un operativo que estaban haciendo ¿En una unidad médica? ¿Y por qué no me enteré si yo fui quien organizó eso?
Al instante se acerca un carro del Sebin, se baja una funcionaria, entra a la unidad móvil y, encapuchada con chaleco antibalas, sacan a una chica con uniforme de enfermera, quien por cierto me había tratado muy amablemente toda esa semana.
La suben de golpe al camión y se la llevan. Al Sebin, quien todavía estaba en la puerta de la Unidad Móvil, le pregunto qué había pasado, pues era la responsable del evento, y me dice que la enfermera había engañado a los doctores, pues era una secuestradora de menores y traficante de drogas.
¡Susto! Caras vemos y corazones no sabemos...pero el asunto no es ese, porque mi pregunta de toda la vida fue, ¿cómo llegaron hasta allí?, ¿cómo sabían que en ese operativo estaría esa joyita?
Pues hoy, pasando por El Rosal, veo al chico canoso de lentes con un buen traje. Detrás lo saludaba una foto de Chávez que salía de unas letras rojas que decían: Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario.
Seguí mi paso, derechito con la imagen de los mensajitos de saludos y las frutas que nunca me comí. Será que me inocularon en mi cabeza la idea de hacer ese evento e invitar a esa Unidad Móvil, para un programa de nuestro insólito universo.

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