Parte IV: "Recuerda que esto es Venezuela pero en otro país" (Ahora el secuestro es del gobierno)



Viendo hacia Falcón de lejos, quieta, meditando, mientras una colombiana me narraba lo divertido que sería tener una amiga venezolana en Aruba. Su esposo tenía como 70 años, una escapatoria al problema con la guerrilla en su país.

Yo seguía sin decir nada, solo viendo lo cerca que estaba Venezuela, mi país cuyo consulado estaba cerrado ese miércoles después de los carnavales porque sus funcionarios se agarraron un día de más de vacaciones. Mi vuelo de regreso era para el viernes a las 9 p.m. por lo que solo me quedaban dos días para obtener un pasaporte. ¿Será que saldrán lanchas desde aquí hasta la Vela de Coro?; ¿Perdón?; Yo, pensando en voz alta; Mira a nuestros esposos tan lindos jugando billar; ¡Sí, muy lindos!

Me paré de la terraza del bar y le dije a Eddy que me quería ir a la casa, donde me quedé dormida en le sofá  de lo cansada que estaba. El reloj marcaba las 3 a.m., y salí al porche para esperar el amanecer. Hice café, tosté algo de pan, esperé el milagro que se despertara pero eso no ocurrió, así que entré a su habitación. Eddy, Eddy, ya el desayuno está listo, recuerdo que debo ir al consulado. Abrió los ojos, me miró con una sonrisa y me abrazó para darme un beso, juro que me quería literalmente morir.

Luego del desayuno, fuimos a una quinta amarilla donde ya esperaban dos personas delante de mí. ¿El consulado a qué hora abre?; Supuestamente a las 7am, pero a veces abre a las 9am; Y ustedes vienen... A ver si nos llegó el pasaporte nuevo, pues el de nosotros sigue diciendo República de Venezuela, y tú; ¿Todavía? ¡No puede ser! ¡Miércoles! Bueno, vine a ver si me dan un pasaporte por emergencia, mi vuelo sale mañana y me robaron el documento; Amiga, no le doy mucha esperanza, recuerda que esto es Venezuela pero en otro país.

Siete de la mañana, y nada; ocho de la mañana y nada; nueve de la mañana y abre una puerta negra. Las dos personas que estaban adelante salieron con cara de decepción, ¡Amiga, otra vez sin nada, según en Venezuela no hay papel para pasaporte! Me entraron miles de nervios, ahora era mi turno con el tiempo agotándose. Me robaron el pasaporte el lunes y mi vuelo sale el viernes, por lo que necesito algún documento para poder viajar; permítame la declaración policial; no la tengo; sin eso no la puedo ayudar; pero si mi vuelo sale este viernes y le entrego lo de la policía, es seguro que me den un documento mañana en la mañana para poder salir; claro sin problema.

El cuadro de Chávez detrás de la secretaria del consulado me dio mala espina.

Nos fuimos a la comisaría de San Nicolas. Aquí no vas hablar tú, sino yo; pero por qué; porque sí, porque yo lo digo.Entré a una habitación blanca con computadoras de última tecnología, casi nuevas, todas ordenada y siendo usadas por funcionarios bien uniformados en las que no veían messenger (como lo haría un policía venezolano en 2008), sino revisando casos y expedientes.

Como esto es un asunto legal, nuestra conversación arrancará en el idioma oficial de la isla y su acompañante será su intérprete, ¿está de acuerdo?; Sí, claro. La verdad es que la policía solo hablaba con Eddy en papiamento y casi ni me determinaba. A veces pensaba que quería gritar y decir que mi cartera no la robaron en ningún restaurante, sino que él me la tiró a un basurero por un arranque, por su locura, por su ego, y con eso me descoñetó toda. Las lágrimas no las pude contener. ¿Are you ok? Sí, estoy bien, un poco angustiada pues mi vuelo sale mañana y quedo en una fase de ilegalidad y, la verdad, no quiero estar así; Tranquila que ya su acompañante nos suministró todo lo requerido, ahora necesitamos que nos identifique usando google las cosas de valor que tenía en su bolso, es decir, qué marca era su bolso, celular, monedero, llavero, lentes de sol, a fin de estimar el costo en dólares de lo que perdió además de sus tarjetas y efectivo. ¿Y ese monto me lo darán en dólares?; ¡Sí; esa es la idea!; pero...¿el gobierno de Aruba?; No, debe ser tu país, pues es lo normal en este tipo de casos a fin de que puedas comer, desplazarte hasta tu salida de la isla; ¿En serio?; Bueno, eso es lo lógico.

Salí de la comisaría con un documento en papiamento donde se detallaba los detalles del robo ficticio y que deberían darme $500 en efectivo para mi sustento en la isla. Eran las 2pm, una buena hora para intentar de nuevo ir al consulado, pero...¡sorpresa! Ya estaba cerrado.

La angustia, la aterradora angustia que no te hace comer, dormir, ni distraerte, solo pensar en que pasa si... y todos esos si condicionales eran una pesadilla peor que la otra, como estar en una casa con un señor que llegas a detestar, pero que dependes de él para salir, pues acudir de nuevo a la policía para contar la verdad, tu verdad, sería complicar aún más todo y, de paso, sin pasaporte, dólares, teléfono y procediendo de un gobierno qué ni les cuento.

Solo me quedaba una noche con Eddy, solo una maldita noche para escapar de este tormento: me abrazaba, me acariciaba el cabello, hacía planes para mi regreso, de la carta de soltería apostillada, de la boda, de los hijos, ¡quería salir corriendo pues era la puta última noche!

Le rogué para que me prestara el celular, pero la verdad es que terminé disimulando que hablaba con mi madre, no podía entrar en pánico ni hacerla sufrir. A la comida de la cena le daba largas, lavé los platos lo más lento que pude hasta que sentí sus manos en mi trasero: ¡Lo que más me gusta de ti es tu culo! Me jala el cabello, me dobla la cara y me besa de la forma más grotesca posible. Aguanté las ganas de irme en vómito.

El agua a veces no limpia todo, por más que dures una hora con agua caliente y te quieras quemar la piel hasta no sentir dolor, muchas veces no pasa. Por más que te seques una y otra vez con una toalla limpia, puedes seguir sintiéndote impulcra.  Es extraño como quieres llorar, pero las lágrimas no salen; es extraño que quieras dormir, pero el cerebro no se detiene. Me fui al bar y tome vodka seco hasta quedarme rendida en el sofá.

¡Dulce, es hora!, ¡Dulcita despiértate! Abrí los ojos y me paré como un cohete al cuarto. En cinco minutos ya estaba lista; ¿No vas a desayunar?; ¡Vamos al consulado!; Pero apenas son las 6 a.m.; ¡Vámonos!

Llegamos de primero... siete de la mañana, nada; ocho de la mañana, más gente quejándose de la falta de pasaporte; nueve de la mañana, abre el portón negro. ¡Hola, señorita!, ¿cómo está?, yo soy la muchacha de ayer, ¿se acuerda?, la del pasaporte robado; ¡Sí, sí me acuerdo!; Aquí está el documento que me pidió, recuerde que mi vuelo sale esta noche a las 9 p.m. ¡Mi linda (risas), esto está en papiamento y aquí se habla español! Es decir, querida, debes pagarle a un abogado para que lo traduzca y así yo poder entenerlo, sorry pero no te puedo ayudar con esto; ¿Cómo?, usted entiende que perdí el pasaporte, que no tengo dinero, que mi vuelo sale hoy, ¡usted entiende por todo lo que he pasado!; ¡Cálmese, señorita, que está en un consulado!; ¿Que me calme?, ¿Que me calme?

Las lágrimas me hacen ver un poco borroso el cuadro de Chávez. Los gritos de la secretaria y de los funcionarios acercándose me distraen de la canción "Venezuela ahora es de todos" del teléfono del consulado. ¡Usted quiere que me calme!, ¡Usted quiere que me calme!, ¡Ven y cálmeme tú si eres tan arrecha!; La secretaria pelo teñido se para y, gracias a Dios, tapa la bendita foto del comandante ¿Y quién te manda a salir a ti de Venezuela?, salir de Venezuela en estos momentos es a tu riesgo así que la culpa de tu problema no es nuestra, es tuya, totalmente tuya y ¿sabes qué? ese vuelo ya lo perdiste.





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