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¿Que si te quiero?

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  Me preguntas si te quiero y, la verdad, es que a veces dudo de qué se trata el término. Mi crianza fue algo extraña, porque en vez de abrazos y frases de apoyo, lo que escuchaban eran gritos, portazos, ollas que caían al piso con algún plato roto. Sola, eso sí lo conozco al detalle, pues me ha acompañado desde que tengo uso de razón. Quizás, por ello, se me dé lo de escribir relatos, sobre todo, ficciones, porque en esa soledad miraba los huecos de la pared y me imaginaba personas viviendo en esas cavernas: ¿cómo se llaman?, ¿qué hacen?, ¿de qué viven?. Interrogantes que trasladaba a los materos donde colocaba casas de cartón con pequeños conucos donde sobresalían hamacas de miniatura, ¿serán felices?, ¿tendrán familia?   Así paso mi niñez, hablando conmigo misma, armando prácticamente dos personalidades pues no tenía con quién hablar. ¿Si fui feliz?, no creas que eso solo me lo preguntas tú ya que, antes de ti, te han ganado varios psicólogos y psiquiatras.  ¡A ve...

¿Y tú qué harías?

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Dulce Pérez Colmenárez|  @dulcesentidos|  CNP  14.461 "¡A alguien le tengo que contar esto!" Así me recibió mi compañera de puesto del autobús que estaba saliendo de Caracas a Maracay, el cual -por cierto-  andaba tan full que mi real compañero de viaje tuvo que irse casi en la puerta de atrás.  El único asiento que quedaba libre era al lado de esa señora con cabello largo, oscuro y con ciertas canas creciéndole en la sien. Su franela era usada de color rojo, con unos bluejeans rotos en las rodillas, tan ajustados que algunos cauchitos eran difíciles de ocultar. "¡Marica, no te conozco, pero te puedo contar algo que me está mortificando!" No tenía más escapatoria (y menos cuando visualicé que andábamos por el peaje de Tazón) así que la miré lo más dulce que pude (se podrán imaginar), y le dije: "¡Claro, amiga, te escucho!". Yo estoy casi que llegando de Trinidad y Tobago y me fui... Bueno, para explicarte mejor tengo que remontarme a mucho más atrás. Tod...

Y si los ángeles existen...

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Tercer año en el alma máter y me había portado muy bien. Siempre puntual de la casa a la universidad y de la universidad a la casa, hasta que... un día en mi beca trabajo me dicen: ¡Vamos a ver el estreno de la última parte de The Matrix! ¿A qué hora y en dónde? 7 p.m., Galerías Paraíso. ¡Excelente!

Tengo un don: hablar con los muertos

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Me desperté y el apartamento estaba muy iluminado. Todo blanco, muy blanco. Es que la luz del sol era más intensa  de lo normal, acompañada con un silencio absoluto, y eso que estoy a solo una cuadra de la Avenida Libertador, una de las más transitadas de Caracas.

Los sueños: interpretación del futuro

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Cuando estaba pequeña, tenía sueños extraños con castillos de piedras iluminados con antorchas. Me veía con traje de terciopelo, zapatos de punta al mismo color del traje. Entre mis manos: un vaso de metal golpeado con vino tinto. Nunca me llegué a ver la cara, pero mis manos eran blancas y el cabello me llegaba a la cintura: con muchos rulos  y rojo. 

No era de este mundo

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Así le decía a la psicóloga infantil cuando me preguntaba por qué me sentía triste si apenas estaba comenzando la vida. No me gustaba jugar con otros niños, no me deleitaban las calles, los parques, las plazas... Para mí todo era un sinsentido o, mejor dicho, pérdida de tiempo.

El poder de las ánimas

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  Risas, burlas, intrigas fueron algunas de las cosas que produjo mi corte de cabello repentino entre las personas del colegio, el cual solo aceptaba como estudiantes a personas del sexo femenino. Por lo cual, se pueden imaginar que estudiar el bachillerato no fue una experiencia de travesuras o aventuras dignas de la adolescencia, más bien una etapa para conocer el lado más terrible de las mujeres. Envidia, chismes, anorexia, bulimia, lesbianismo, embarazo prematuro fueron parte de mi día a día desde los 12 hasta los 16 años de edad. Características, sentimientos, adjetivos que me ayudaron a definir una posición que rechaza el maquillaje, el acto de tener amigas y el hecho de tener sexo sin protección. En ese ambiente que definiría simplemente como de "víboras", me convertí en el centro de atención, no solo por las buenas notas, sino por mi decisión de tener una apariencia desaliñada y de evitar relacionarme con alguna de esas especímenes. Po...