Cuando el Nazareno me escarchó
El inicio de la adolescencia no es fácil y más si tus papás son divorciados y las salidas de los fines de semanas se tornan en una pelea constante de recordar los malos momentos que hicieron que tus padres se separaran. Así estaba como a los 12 años de edad, cansada de ver a mi papá manejando mientras mi mamá recordaba algo de una pintura de labios que no era de ella y que, a pesar de la distancia, quería saber quién era la dueña. En ese momento le pedí a Dios ser grande y poder irme lejos, muy lejos de esa locura y no tener que cursar el postgrado en cómo montarle los cuernos a...